En el Cottolengo del Padre Alegre, en Horta-Guinardó (Barcelona), tres amigas – Pili, Maite y Pepita – encuentran cada sábado a las tres de la tarde un espacio de paz y alegría en la sala de recreo, un lugar acogedor diseñado como un refugio de duendes.

Gracias al apoyo conjunto del Rotary Club de Barcelona Pedralbes, Rotary Club de Barcelona Mar y Rotary Club de Barcelona Europa, esta sala ha sido renovada con la instalación de nuevos marcos de aluminio en sus doce ventanas, sustituyendo los antiguos de madera.

Esta mejora aísla mejor del frío, la humedad y el ruido, transformando el ambiente en un lugar más confortable para los 168 residentes del centro.Pili, Maite y Pepita comparten risas, películas (como Historia de una monja), partidas de parchís y momentos de ternura. Pili le hace la cama a Maite, Pepita deja notas con cariño, y juntas disfrutan de la televisión o simplemente de la compañía.

La sala, con sus cortinas de brocatel y luz natural, se ha convertido en su rincón favorito.La Hermana Superiora, Madre María Milagros, transmite su profunda gratitud: “Digan a los rotarios que les damos gracias a Dios por las ventanas… y a vosotros, por hacerlo posible”.

Este proyecto es un ejemplo del impacto silencioso y transformador del servicio rotario. En Rotary Pedralbes, nos enorgullece contribuir a espacios donde reina la dignidad, la esperanza y la amistad.